lunes, 17 de octubre de 2011

DESARROLLO DEL LENGUAJE EN LOS NIÑOS Y EN LAS NIÑAS

El desarrollo del lenguaje en el niño (a) o desarrollo de la competencia comunicativa, es un proceso que comienza desde las primeras semanas de un bebé recién nacido, al mirar rostros, sonrisas y otros gestos y al escuchar las interpretaciones lingüísticas dadas por el adulto.

Durante el proceso de desarrollo lingüístico evolucionan diferentes capacidades comunicativas como son la intencionalidad, la intersubjetividad, es decir, transmitir y compartir un estado mental; la reciprocidad, que es participar en un protodiálogo (el niño llora, la madre responde tomándolo en brazos, acariciándolo, hablándole) para culminar en las llamadas rutinas interactivas donde el adulto y niño (a) participan en juegos de dar y tomar insertando vocalizaciones. Se observa como el lenguaje oral parte de una dimensión social y atraviesa por un continuo proceso de refinamiento.

La Licda. Natalia Calderón Astorga, señala que el primer año de vida resulta crucial en el aprendizaje del lenguaje, donde el bebé afina, gracias a su experiencia creciente, toda una serie de capacidades de base que le permiten interactuar intencionalmente a un nivel preverbal con el adulto.

Generalmente se considera que el (la) niño (a) empieza a hablar hacia los 12 meses, cuando produce sus primeras palabras. Sin embargo, la comunicación en el sentido más amplio de la palabra, empieza mucho antes, ya que desde el mismo momento de su nacimiento el bebé tiene la capacidad de comunicarse, de percibir los estímulos auditivos, de llorar, gemir y por último, producir sonidos que tienen valor de comunicación y que equivalen a manifestaciones de sus deseos, expectativas y sensaciones; pasa, por tanto, de una forma global de expresión y de comunicación (en la que participa todo el cuerpo), a una forma diferenciada que recurre a la actividad vocal, sobre un fondo de expresión y comunicación gestual que implican el inicio de comprensión verbal.

A lo largo de los 15 primeros meses de la vida del bebé tiene lugar una importante evolución de la actividad vocal y perceptiva. A nivel productivo, el fenómeno es comparable con lo que ocurre a nivel receptivo, el niño pasa del estado de balbuceo indiferenciado a la emisión exclusiva de fonemas pertenecientes a la lengua materna. Hacia los 6 u 8 meses de edad, el niño empieza a tener un cierto control de la fonación y, de manera bastante clara, también a nivel de la prosodia.

El aprendizaje del lenguaje oral en el niño no se produce de forma aislada sino que existe una relación entre el contenido, la forma y el uso del lenguaje. Cuando el niño aprende el lenguaje necesita conocer a las personas, objetos y eventos, así como las relaciones que se dan entre ellos, ya que para dar cuenta del contenido del lenguaje precisa de aprender a reconocer los diferentes contextos para múltiples propósitos.

En general los especialistas del lenguaje, salvo excepciones, señalan que es posible que un niño (a) hable bien hacia los tres años de edad. Para que se produzca esta situación han de darse varias condiciones: normalidad de los órganos lingüísticos, tanto receptivo (capacidad auditiva o visual y cortical), como productivos (capacidad de ideación y capacidad articulatoria). También la exposición del (de la) niño (a) a un contexto socializador y lingüístico adecuado, así como el desarrollo de un entorno comunicativo que suponga un continuo estímulo de los adultos hacia el niño generando las respuestas adecuadas.

Dadas estas condiciones, el proceso de desarrollo del lenguaje transcurre por etapas.











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La creatividad, el lenguaje oral y el conocimiento del cuerpo

La imitación el lenguaje y el conocimiento del cuerpo

TEORÍAS EXPLICATIVAS DIFICULTAD ESPECÍFICA EN LA ESCRITURA O DISGRAFÍA.

 Las dificultades en la escritura, que aparecen generalmente entre los 7 y 10 años de edad, y que pueden persistir hasta la vida adulta de no existir una intervención en el área, han sido explicadas tradicionalmente desde un enfoque maduracionista, centrado en los aspectos grafo motrices de la escritura. Sin embargo, en los últimos años se ha desarrollado paralelamente, un modelo explicativo de las dificultades de la escritura desde un punto de vista psicológico, es decir, centrado en los procesos cognitivos que ocurren al escribir. Independiente de la aparente oposición entre ambos modelos, lo cierto es que generalmente los niños que presentan dificultades en su escritura, presentan deficiencias tanto en la calidad del acto de escribir como en el contenido u organización de ideas. Por lo tanto, ambos modelos resultan complementarios a la hora de evaluar e intervenir. El Modelo Clásico, define la disgrafía como un trastorno de la escritura que afecta la forma y al significado de la letra y es de tipo funcional. (Portellano, 1983). Denomina disgrafía primaria cuando el alumno presenta una letra defectuosa sin que existan causas madurativas que la expliquen. La disgrafía secundaria o sintomática, es la mala letra cuando está condicionada por un componente caracterial, un trastorno hiperkinético u otro trastorno importante. Aspectos grafos motrices involucrados: -Dificultad en la Linealidad: dirección izquierda - derecha que siguen las palabras. -Separación ínter letras en la escritura manuscrita. -Separación inter-palabras. -Tamaño de la letra irregular. -Irregularidades en la inclinación de las palabras. -Dificultad en la prensión del lápiz. -Dificultades en la presión ejercida sobre el papel. -Presencia de sincinesias. -Postura inadecuada. -Dificultad en la fluidez del movimiento al escribir. Muy relacionada con esta tendencia, la tradicional Escuela Francesa, representada por autores como Ajuriaguerra y Zazzo, entienden la disgrafía como la incapacidad para reproducir total o parcialmente los trazos gráficos sin que existan, déficit intelectual, neurológico, sensorial o afectivo graves, en sujetos con estimulación psicopedagógica adecuada. Señalan que entre las causas de las disgrafías se encuentran: 1) Trastornos de tipo madurativo a) Trastornos de la lateralización b) Trastornos de la eficiencia motora c) Trastornos del esquema corporal y funciones perceptivo motrices d) Trastornos derivados de dificultades disléxicas El Modelo Cognitivo: Defior, autor del libro “Dificultades de escritura. Disgrafía, un enfoque cognitivo”, establece cuatro procesos que intervienen en la conducta de escribir: -Planificación: Decisión acerca de qué se quiere escribir y cómo se realizará. Es importante que el niño defina si el texto será de opinión personal, un relato de una historia, una invitación, una carta, etc. -Proceso de construcción sintáctica: Supone decidir acerca de la estructura gramatical y del léxico o vocabulario a utilizar " Procesos de recuperación de elementos léxicos: recuperación de reglas ortográficas y grafemas apropiados a sus fonemas. -Procesos motores: corresponde a la encadenación de los procesos motores al escribir. Defior, señala como importante considerar que los niños que presentan dificultades de la escritura, poseen estrategias inmaduras o ineficaces por carencia de capacidades meta cognitivas (conocimiento y regulación del propio proceso de escribir), por falta de conocimiento lingüístico suficiente o por representaciones mentales incompletas o incorrectas. Otros autores como Salvador Mata, explican que las causas de las dificultades de la escritura deben encontrarse en un contexto más amplio, el del aprendizaje de la lengua. En general, señalan que los alumnos ineficientes en este aspecto presentan las siguientes características: -Escriben impulsivamente, sin previa planificación. -No generan contenido temático. -Presentan dificultad para acceder al léxico mental y a la información de la memoria de corto y largo plazo. -No presentan organización textual. -No consideran al lector. -No realizan estrategias de revisión. -Desconocen cómo expresar las ideas por escrito lo que ocasiona un texto no organizado. -Presentan bajo interés por esta actividad. -Cometen mayores errores ortográficos Al mismo tiempo, la práctica pedagógica o psicopedagógica demuestra que habitualmente las dificultades que presentan los niños con disgrafía no sólo se remiten a un problema de motricidad, sino que generalmente se asocian también a problemas en el contenido de lo escrito. Esto se explica porque generalmente los trastornos disgráficos se asocian a dificultades en otros procesos cognitivos. Así, algunos autores como Deuel, señalan que las dificultades de escritura suelen asociarse a dificultades en la lectura, en el lenguaje expresivo y comprensivo, a las discalculias, y a los trastornos emocionales y comportamentales, exponiendo tipos de disgrafía: Evolutiva: denomina así al tipo de dificultad ocurrida por disfunción cerebral. El niño presenta dificultades desde el inicio del aprendizaje. Adquirida: la disgrafía producida por lesión cerebral luego de un accidente. Se observa una pérdida de habilidades previamente adquiridas. No Específica: producida por dificultades cognitivas y emocionales o por una incidencia del método de enseñanza en el rendimiento del niño. Este tipo de disgrafía se observa generalmente en niños con trastorno neurológico y bajo rendimiento cognitivo. Específica: Producida por dificultades de lenguaje, aprendizaje (dislexia), motrices o visomotoras. De hecho el DSM IV, al definir disgrafía hace referencia tanto a la DIMENSIÓN MOTRIZ COMO A LA SIMBÓLICA a través de la siguiente definición: La disgrafía se caracteriza por errores gramaticales, de puntuación, organización pobre de los párrafos, múltiples errores de ortografía y una grafía deficitaria. De ahí la importancia para los psicopedagogos de intervenir en ambos aspectos cuando se trabaja con un niño con problemas de escritura.







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lunes, 3 de octubre de 2011