Entendemos por "dificultades del lenguaje” cualquier deficiencia sistemática que interfiera o dificulte la capacidad de comunicación de un sujeto con las personas de su entorno.
Algunos niños tienen dificultad para entender las palabras o las entienden de manera diferente, y a otros
niños les cuesta reproducir las palabras, para la mayoría de personas el habla cotidiana es fácil no cuesta esfuerzo pero los niños con estas dificultades es algo que si requiere de esfuerzo.
El lenguaje no solo es importante en el desarrollo de otras funciones psíquicas sino que también, inversamente,
considera que cuando existe una alteración en el lenguaje, la misma puede repercutir negativamente en las demás funciones.
Por ejemplo sabemos que la tartamudez crea severas inhibiciones de personalidad.
Además a muchos niños esto les impide desenvolverse con soltura en el colegio y relacionarse bien y esto
puede marcar de por vida si no se llega actuar a tiempo.
¿Como nos damos cuenta que un niño tiene dificultades de lenguaje?
Tiene dos años y no hablas más que tres o cuatro palabras.
Entiende todo pero no habla.
No mira a las personas cuándo le hablan o desea algo, parece como metido en su mundo.
Parece que no escucha cuando le hablan.
No cumple instrucciones como "ven” "párate” "dale a mamá”.
Parece no reaccionar ante el ruido.
Tiene tres años y se le entiende muy poco o nada.
Sustituyen unos sonidos por otros.
Se calcula que uno de cada cinco niños tiene problemas de lenguaje, pero no todos los niños que hablan mal padecen de lo mismo. Son muy diversas las dificultades que pueden presentarse, las más frecuentes son:
La dislalia
Es el trastorno del lenguaje más común en los niños y normalmente no se le da importancia. Consiste en decir mal uno o varios sonidos e incluso puede llegar a darse la situación de que lo que dice el niño sea totalmente ininteligible, es decir, imposible de comprender. Para poner un ejemplo, cuando un niño de más de cuatro años, en lugar de terror dice telol o en lugar de pera dice pela, tiene dislalia. Este trastorno también se da en el caso, menos frecuente, de que el niño olvide pronunciar un determinado sonido (por ejemplo venana por ventana).
El retraso en la aparición del habla
Es preciso aclarar que este trastorno no implica ningún retraso intelectual. Un niño de dos años puede no decir una palabra y, sin embargo, ser muy inteligente. De todas maneras, es preciso estimular al niño para que el
proceso de aprendizaje sea el correcto. Hacia los 12 meses, el niño debe ser capaz de decir algunas palabras, aunque entonces si resulta normal que las pronuncie de manera incorrecta. A los cuatro años debe haber aprendido a decir bien todos los sonidos y, si no es así, es preferible consultar a un especialista.
El tartamudeo
Suele aparecer entre los tres y los cuatro años. Todos los niños del mundo tartamudean; unos lo hacen repitiendo alguna palabra o sílaba y otros haciendo una pausa entre una palabra y otra, pero ellos no tienen por qué ser algo permanente como ocurre con los adultos, simplemente forma parte de una de las etapas evolutivas del niño. En muchos casos el niño tartamudea cuando se da cuenta de que tiene poder verbal, cuando al pedir algo se le conceden sin ponerle obstáculos y en realidad eso le provoca un susto, una sorpresa.
El mejor tratamiento de ese tartamudeo infantil consiste en no concederle la importancia. No hay que darle ninguna consigna, ni siquiera decirle al niño que hable mas despacio, que piense lo que se va a decir antes de hablar o que evite tartamudear, porque, al hacerlo, el niño será consciente de su problema y le costará más superarlo. Cuanta menos importancia se le dé, más deprisa desaparecerá el trastorno. Si no es así, será necesario comprobar que no se trata de algo permanente.
Si el niño deja de hablar de manera repentina e inesperada, si el retraso del lenguaje es muy evidente o confunde gran parte de los sonidos, pudiera ser que la causa fuera más grave e incluso que existieran problemas psicológicos, neurológicos o físicos serios.
Es preciso aclarar que este trastorno no implica ningún retraso intelectual. Un niño de dos años puede no decir una palabra y, sin embargo, ser muy inteligente. De todas maneras, es preciso estimular al niño para que el
proceso de aprendizaje sea el correcto. Hacia los 12 meses, el niño debe ser capaz de decir algunas palabras, aunque entonces si resulta normal que las pronuncie de manera incorrecta. A los cuatro años debe haber aprendido a decir bien todos los sonidos y, si no es así, es preferible consultar a un especialista.
El tartamudeo
Suele aparecer entre los tres y los cuatro años. Todos los niños del mundo tartamudean; unos lo hacen repitiendo alguna palabra o sílaba y otros haciendo una pausa entre una palabra y otra, pero ellos no tienen por qué ser algo permanente como ocurre con los adultos, simplemente forma parte de una de las etapas evolutivas del niño. En muchos casos el niño tartamudea cuando se da cuenta de que tiene poder verbal, cuando al pedir algo se le conceden sin ponerle obstáculos y en realidad eso le provoca un susto, una sorpresa.
El mejor tratamiento de ese tartamudeo infantil consiste en no concederle la importancia. No hay que darle ninguna consigna, ni siquiera decirle al niño que hable mas despacio, que piense lo que se va a decir antes de hablar o que evite tartamudear, porque, al hacerlo, el niño será consciente de su problema y le costará más superarlo. Cuanta menos importancia se le dé, más deprisa desaparecerá el trastorno. Si no es así, será necesario comprobar que no se trata de algo permanente.
Si el niño deja de hablar de manera repentina e inesperada, si el retraso del lenguaje es muy evidente o confunde gran parte de los sonidos, pudiera ser que la causa fuera más grave e incluso que existieran problemas psicológicos, neurológicos o físicos serios.
cabe destacar que ante cualquier duda que sea referente a como se comunican nuestros hijos y el lenguaje que emplean para comunicarse, notamos alguna posible dificultad debemos consultar para prevenir, evitar o mejorar dicha duda...
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